La suplantación de identidad es una actividad malintencionada que consiste en hacerse pasar por otra persona por diversos motivos: cometer algún tipo de fraude, obtener datos de manera ilegal, cometer ciberbullying o grooming. El ejemplo más típico de suplantación es crear un perfil falso en las redes sociales para poder comunicarse con otras personas haciéndose pasar por ella.
Uno de los métodos que utilizan los delincuentes en la red es el acceso a la cuenta mediante técnicas phising o con un malware para obtener las claves. Otra de las opciones más comunes es la creación de un perfil falso con la misma información de la persona a la que se le suplanta la identidad mediante la recopilación de sus imágenes y datos relevantes.
Utilizar contraseñas largas de ocho o más dígitos, en las que se combinen mayúsculas y minúsculas con números.
Introducir los datos personales sólo en aquellos directorios que cuenten con certificado de seguridad (https).
Si realiza alguna transacción en Internet, guarde los comprobantes.
No compartir ningún tipo de información financiera a través de la red.
Si su tarjeta de crédito es de aquellas en las que debe introducir un número pin, oculte la marcación de su clave.
Por lo general se suele tender a pensar que las únicas personas a las que se suplanta su identidad son personas famosas como por ejemplo políticos o celebrities. Esta es una idea incorrecta ya que cualquier identidad de un usuario anónimo corre el riesgo de ser suplantada. El número de personas que han denunciado una suplantación de identidad ha crecido exponencialmente en los últimos años.